Cumbres Abismales I (parte I) – Alexandr Zinoviev

El pasado 7 de Abril di, de la manera más casual, con esta novela en una librería de viejo. Me la compré en el acto. Y no porque el precio estuviera ajustado, porque por 1,80 euros ya hay demasiados libros ajustados, sino porque me llamó la atención de una forma especial. Ante mí, sin más, por la intuición que uno va desarrollando en esos sitios en los que el desequilibrio lingüístico entre los conceptos de polvo y señora entrada en años es máximo, pensé que el libro ya era mío. Del que cierto crítico, Aleksandr Nekrich, un 14 de Abril de hace 22 años escribía en The New York Review of Books: en los siglos venideros Zinoviev será leído y admirado por millones; sus textos están en la tradición de Hobbes, Voltaire, Swift, George Orwell… Según más críticos, Zinoviev ha creado un género literario nuevo, donde se entremezclan la ferocidad de Swift, el burlesque de Rabelais, las paradojas lógicas de Carroll y la intuición sociológica de Simmel… 

Recomiendo visitar, por favor, los siguientes sitios,

http://fliegecojonera.blogspot.com/2006/05/el-otro-zinoviev-negacin-interna-y.html

http://www.kaosenlared.net/noticia/alexandr-alexandrovich-zinoviev-1922-2006-in-memoriam

Bueno, al menos, ya entraré yo en ellos en el futuro, cuando me haga con el segundo volumen de Cumbres Abismales, que a día de hoy, sería un poco demasiado.

Destacar, lo primero de todo, un detalle:

Zinoviev me ha gustado ante todo como escritor. Como ya se ha indicado, bien puede ser una mezcla de Swift + Orwell + Voltaire + Carroll + sociólogos + lingüistas.  No es que me haya gustado, sino que me ha atrapado. Pero hay que avisar que la lectura, hoy en día, de esta novela, supone tener paciencia, y leerla poco a poco. En grandes dosis, su efecto disminuye. Es mejor leerla a ratos. Las ideas después encajan mejor.

Hay por ahí, aparte, páginas que dejan de lado este aspecto que indico, y resaltan el hecho de que Zinoviev, de disidente y anti-soviético, pasó a ser defensor de “lo soviet” una vez comprobó el discurrir del mundo en Occidente. Se puede estar de acuerdo con ello; con que “lo soviet” pudo llegar a ser menos malo que por ejemplo “esto” a lo que hemos llegado ahora. Mi perspectiva es sencillamente que la crítica que hace Zinoviev del modelo “soviet” (no olvidemos que está escrita en 1974) vale para cualquier modelo político e ideológico creado por el hombre. A salvo, se quedan las teorías, las ideas, los sueños, … que pastan a sus anchas en páginas web por doquier.

Mi idea es ofrecer en diferentes capítulos, extractos de la novela. Extractos que me han llamado la atención por una u otra razón, aunque me dejo llevar por el sentido irónico y mordaz de Zinoviev. Me gusta más su pataleta Swiftiana quizás, pero también su preocupación por la sociolingüística, desafortunadamente hoy todavía seudo-rama (fundamental) de la ciencia que debería administrar de alguna manera las moderneces idiomáticas que nos rodean.

Antes, ofrezco algunos datos, una pequeña autobiografía incluída en el libro, y el prefacio.

 

 

Cumbres Abismales (Ziyaintshie vysoty)
1976
Editions L´Age d´Homme, Lausanne

Traducción directa del ruso
Luis Gorrachategui

Ediciones Encuentro
Mayo 1979
Colección creación literaria número 3

Prefacio
Capítulo Primero, Balada de los Fracasados
Capítulo Segundo, Parábola de las Bagatelas
Capítulo Tercero, Leyenda del Embadurnador

Pequeña autobiografía, auténtica, del autor.

“Nací el 29 de Octubre de 1922, en la aldea Pajtino, distrito de Chujloma, región de Kostromá. Mi madre, Appolinaria Vasilievna Zinovieva (1891-196?) era campesina koljosiana. Mi padre, Alexandr Yakovlevich Zinoviev, era obrero pintor (decorador). Éramos once hermanos. Como era de rigor entonces, la familia vivía, una parte en el pueblo (la madre y los niños pequeños) y la otra en Moscú (el padre y los chicos mayores). En 1946, toda la familia se trasladó a Moscú. Vivíamos en un sótano húmedo, de 10 metros cuadrados, en el que nos hacinábamos ocho o diez personas.
Desde 1933, yo viví y estudié en Moscú. En el 39 terminé el bachillerato e ingresé en el Instituto de Filosofía, Letras e Historia (Facultad de Filosofía). Ese mismo año, por criticar el culto de Stalin, fui expulsado del Komsomol (Juventudes Comunistas) y del Instituto.
En el ejército serví sucesivamente en caballería, fuerzas acorazadas y en la aviación. En 1946, me licenciaron del ejército. Después de la guerra ingresé en la Universidad de Moscú (Facultad de Filosofía). Terminé los estudios en 1951, y seguí los cursos de postgraduado, que concluí en 1954 con la defensa de la tesis: El método para ascender de lo abstracto a lo concreto, basado en temas de El Capital, de Marx. Mi tesis no tuvo éxito oficial, pero sí escandaloso. Simultáneamente con los estudios, trabajaba de cargador, cavador, auxiliar de laboratorio, traductor y maestro de escuela. Enseñé lógica y psicología desde 1948 hasta 1954.
En 1954 entré en el Instituto de Filosofía de la Academia de las Ciencias de la URSS, donde trabajé ininterrumpidamente hasta que me despidieron en enero de 1977, es decir, más de veintidós años. Esta labor la simultaneaba con mi empleo en el Instituto Físico-Técnico y luego en la Facultad de Filosofía de la Universidad. Desde 1967 a 1976 dirigí la cátedra de lógica. En 1962 defendí la tesis para el título de Doctor en Ciencias. En 1966 recibí el título de Profesor. Desde 1968 hasta 1970, pertenecí como miembro al Colegio de Redacción de la revista Problemas de Filosofía. En 1974 fui elegido miembro de la Academia de Ciencias de Finlandia.
Desde mi juventud fui antiestanilista y hasta el fallecimiento de Stalin consideré que la labor más importante de mi vida era hacer propaganda antiestanilista. Después de la muerte de Stalin, ingresé en el PCUS (Partido Comunista de la Unión Soviética) con el propósito de luchar legalmente contra el estanilismo. Pero pronto pude observar que de esa tarea se ocupaban los propios estanilistas y que yo no tenía nada que hacer en eso. Así que decidí militar de una manera puramente formal (esto es algo muy característico en los medios intelectuales soviéticos). En junio de 1976 me di de baja en el Partido: dejé de cotizar y devolví el carné. Formalmente fui expulsado del Partido en noviembre o diciembre de 1976.
En 1958 rompí mi libro sobre El Capital, de Marx, en el que había trabajado ocho años, porque el resultado era absolutamente negativo y me convencí de la imposibilidad, de la completa falta de perspectivas para trabajar en esa dirección. En 1959 empecé a trabajar en el campo de la lógica matemática y de la metodología de la ciencia. Publiqué seis libros y más de cien artículos en idiomas extranjeros. El campo fundamental de mis investigaciones es la lógica clásica y su aplicación al análisis del lenguaje científico”.

Prefacio

Este libro se compuso con los fragmentos de un manuscrito encontrado por casualidad, es decir, sin conocimiento de las autoridades, en un basurero recientemente inaugurado y abandonado poco después. A la solemne inauguración del basurero asistió el Jefe con sus Suplentes, clasificados por orden alfabético. El Jefe leyó un histórico discurso donde anunció que estaba a punto de ser realidad el anhelo secular de los hombres, pues ya se vislumbraban en el horizonte las cumbres abismales del socismo. El socismo es un régimen social ficticio que se hubiera formado si los individuos, en su recíproco comportamiento social, se atuviesen exclusivamente a las leyes de la sociedad, pero que de hecho resulta imposible por la falsedad de las suposiciones de partida. Como toda absurdidad que está al margen de la historia, el socismo posee su propia teoría equivocada y su propia práctica errónea, pero resulta imposible determinar, tanto teórica como prácticamente, qué es la teoría y qué la práctica. Jodensk es un lugar poblado que nadie puebla y que no existe en la realidad. Incluso si existiese por casualidad, no dejaría de ser pura ficción. En cualquier caso, si es posible en algún lugar, no lo es de ningún modo entre nosotros, en Jodensk. Aunque los acontecimientos y las ideas descritas en el manuscrito son, a juzgar por todo, imaginarios, resultan interesantes como prueba de las erróneas concepciones que los remotos antepasados de los jodensitas tenían sobre el ser humano y la sociedad.
Jodensk, 9974

Nota

El basurero no desempeña en Jodensk el papel que desempeñaba en las sociedades antagónicas del pasado. Se trata aquí de una de las Grandes Obras del socismo y por eso debe escribirse con mayúscula; así, por ejemplo: Basurero. Bajo el Adalid, por semejante omisión le habrían fusilado a uno en veinticuatro horas. Ahora, en cambio, al editor de este libro le trataron con gran humanidad: le echaron de su trabajo, le cubrieron de insultos y tomaron medidas, por las cuales diríase que dejó de existir (cosa que se exigía por consideraciones internas), pero parecía que seguía existiendo (que era lo exigido por consideraciones externas).

El Adalid fue el máximo personaje de Jodensk, el Jefe de la Hermandad (o, como se decía antiguamente, del Partido) y el Jefe del Estado. Desde el punto de vista formal…

Hasta pronto.

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