Archive for the ‘Literatura’ Category

Fin De Partida

Tuesday, October 21st, 2008

“Pstalemate” es el título que dio Lester del Rey a una novela en 1971.

Escritor nacido en Saratoga, Minessota, en 1915.  Murió en 1993.

No siempre voy a escribir en este blog maravillas de algunos escritores.

Esta novela, traducida al castellano como “Jaque mate psíquico”, editada en la colección Super Ficción de Martínez Roca, número 64, me ha parecido un engorro.

Algo comparten las muy buenas y las malas novelas; uno quiere acabar con ellas lo antes posible, suponiendo que uno termine siempre el libro que empieza. Así ocurre conmigo en  el 95% de los casos. La falta de tiempo es el único factor que me puede hacer dejar de leer una novela. Por esto, tengo por ahí a “Rayuela” o a “Retrato de una Dama” esperando pacientemente; mejor así que un repentino y fugaz ataque.

Lester del Rey - Jaque Mate Psíquico

 Lester del Rey, cuyo nombre real era al parecer Ramón Felipe Álvarez Del Rey debió ser todo un personaje. Pionero de la ciencia ficción americana en el arranque que tuvo ésta en las revistas “pulp”, nunca llegó a desarrollar una calidad de escritura que sobrepasara la de las antiguas revistas. Historias marcianas, de la Luna, de nuevos dioses, de robots… Ese filo muchas veces demasiado grueso entre lo que es la aventura escrita para adolescentes y lo que es un intento serio de analizar algún componente de nuestra sociedad. En “Jaque mate psíquico” Del Rey construye una trama insulsa, repetitiva hasta la saciedad, sin ningún interés para el lector. Y además no tiene nada que ver con la ciencia -ficción realmente. Molesto este detalle.

Un tipo que descubre que tiene poderes  de telepatía y de premonición… ¿Es esto ciencia ficción? Yo lo catalogaría más como fantástico si se quiere, o mejor, como perteneciente al campo de la astrología. Con una base parapsicológica más fuerte, Del Rey podría haber captado mejor la atención del lector. Pero con un hatajo de ideas varias (entre las que usa las drogas psicotrópicas, la locura, el suicidio, el miedo que todo esto debería inspirar… ), sin nexo de unión entre ellas, la novela ni da miedo, ni emoción, ni siquiera hay sentido del humor. Un completo desastre. Que Del Rey completa con un capítulo dedicado a un personaje secundario, quien de viaje por Europa, aprovecha para dejar en ridículo a los franceses y alemanes con una serie de estupideces supinas. Supinas para estar ya el mundo en 1971.

Desaconsejable, lástima que una novela así manche una colección como Super Ficción, de la que pienso seguir leyendo más títulos.

Todos tendremos nuestra propia definición de lo que es ciencia ficción, y esta misma varía según vivimos nuestras propias vidas.   Como para ponernos de acuerdo entre todos.

¡Sigamos adelante!

Plaça Del Diamant

Saturday, October 4th, 2008

Dos meses sin escribir. Dejé a Keller, y vendría Matheson, y después Tsutsui y después K. Dick, “Rayuela” se quedó en proyecto, y al final, que el tiempo aprieta, el año se acaba, el centenario del nacimiento de la señora Rodoreda está ahí, maestra de las letras catalanas, lo menos que se puede hacer. Leer “La Plaza Del Diamante”, plaza por la que paso a menudo. Sobre todo por la noche, cuando subo el barrio, o al mediodía, cuando lo bajo. La plaza mantiene, casi cincuenta años después de haberse escrito la novela, ese halo de tristeza y de enfermedad, y a la vez alegría melancólica, que tan bien hace evocar Doña Mercé.

Lo admito, su estilo no me gusta. La concentración de pensamientos, opiniones, diálogos, descripciones, hechos en un sólo párrafo se me hace demasiado moderna. Sin embargo uno se va empapando de las desventuras de Natalia en la vida. Las páginas dedicadas a la época de la guerra son desasosegantes en extremo, y creo que el lector agradece el giro del destino del personaje, porque por momentos la tragedia se tiene casi enfrente. Sobre todo en estos días en los que sin haber revolución ni guerra civil, bien podría haberlas si uno respira hondo en el parque Güell y se mete en la jungla de pobreza y decadencia y a la vez de alegría por vivir que se respira desde la Travessera de Dalt hasta la de Gracia.

La novela es sin duda un adelanto para la oscuridad de su época. Desde el punto de vista femenino, se tocan muchísimos temas con una sensibilidad y saber hacer muy dignos. Está llena de pequeños detalles, como el del mundo de las palomas que vuelan en la casa de Natalia, o el de las cortinas japonesas del tendero de las arvejas. Su final deja un sabor de boca dulce, de esperanza, de lucha, de redención, de futuro.

Recomendarla es lo único que puedo hacer desde aquí. A unos pocos cientos de metros de la Plaza Del Diamante.

Der grüne Heinrich (II)

Wednesday, August 6th, 2008

Llego al fin de la novela de Keller. Gran (y gordito) libro que describe la vida, carácter y andanzas de Enrique el Verde, el gran héroe de las letras suizas.

El trabajo de Keller básicamente describe el doble proceso en la vida de cualquier persona de clase media (burguesa podríamos decir) que se basa en dos inclinaciones: la primera, la de aspirar a un ideal artístico, ya sea mediante el ejercicio de la pintura, la escritura, etc,; la segunda, la de procurarse un alivio material en la vida real y cotidiana en forma de un trabajo digno, pero, bien alejado del ideal de arte. Es decir, no es posible, o es casi imposible, aspirar a comer los garbanzos diarios en base a las ganancias por la venta de cuadros o libros. Esta cuasi-imposibilidad, se diría sólo posible para las clases altas y las bajas, usando sus influencias las primeras, dejándose llevar las segundas por la falta de presión que supone el no tener nada que perder, supone una grave herida que no cicatriza fácilmente. La edad es un factor muy influyente; por el que casi siempre la elección más feliz, tras los años de aprendizaje artísticos, es intentar encontrar una ocupación digna. Más tarde, y a la manera de un artista privado, que sólo compone, pinta o escribe para sí mismo, se vuelve al ideal artístico, con la tranquilidad de tener la vida material resuelta.

En todo esto, la familia y los amores que surgen a lo largo del proceso son los factores que más influyen en el devenir futuro de los acontecimientos. Pero es bien difícil que salga todo a pedir de boca, por supuesto. Primero, porque ni siquiera por esa boca pueden salir los deseos que uno quisiera ver cumplidos a día de hoy. Éstos aparecen con efecto retardado, y el pasado no se puede alterar. De alguna manera, hay que dejarse llevar por el destino.

Todo esto parece tan evidente, tan de perogrullo, que quien me lea esta noche puede pensar que la novela realmente tampoco es que nos hable de una nueva panacea en sus más de 900 páginas. Allá cada cual, pero entre frase y frase, uno busca y encuentra la combinación de palabras justa y adecuada para que se produzca en nuestra mente una serie de reacciones y encadenaciones que bien pueden ser muy útiles para el resto de nuestras vidas. De esto se trata al leer este género de novelas germanas, las bildungroman, o novelas de formación (de las que ya di los nombres más importantes en mi anterior entrada dedicada a Der grüne Heinrich), de sacar algo de partido en la dicotomía arte-vida.

La crítica evidente, sobre todo partiendo de este país llamado España, en el que la lectura de este género es bien rara, por no decir sólo practicada por eruditos, filólogos, traductores y congresistas de turno, es la de que al carácter español no le va nada bien el hecho de que alguien quiera enseñarle algo en una novela. Keller creció leyendo al Quijote, y a todas las historias fantásticas de la época, ya fueran francesas o alemanas. Las mismas historias de fantasmas, de malditos, de apariciones diabólicas que compuso Balzac, hasta que éste mismo, años después, empezara a enfrentarse con su propio proyecto de vida con La Comedia Humana. Pues no, aquí la sensación es diferente. En este país, llevamos centenas de años de retraso en el amamantamiento al infante de lo terrible, lo grotesco, lo fantástico en forma de lecturas. Así salen después tantos escritores realistas y reales, en los que el ideal de artista casa perfectamente con el ideal del garbancero. Y así, poco se aprende, por cierto. Algo se entretiene. Seguramente hasta la llegada de Baroja o Unamuno. Pero esto es otra historia. Ya estamos en el siglo XX. Los anglogermanos y franceses nos llevan 200 años de ventaja.

Esto no es sin embargo una apología al idealismo alemán. Al contrario, quizás todas estas ideas de formación, de ideales compartidos por la clase media, casamientos felices del trabajo y del arte, apurando casi hasta el del capital con el trabajo (recuerden las últimas secuencias de la película de Fritz Lang Metrópolis) sólo llevaron a la construcción lenta pero segura de la barbarie nazi. O dar un paseíto hoy en día por la ciudad natal de Keller, Zurich, tampoco ayuda a pensar en largas lecturas junto a tranquilas chimeneas de cabañitas adosadas en algún valle nevado; más bien, en un pueblo adormecido, envilecido por la incomunicación y los tremendos avances tecnológicos.

En resumen, creo que la lectura moderna del Enrique hoy en día nos debería de aportar más que puntos de anclaje para la formación de ideales y de normas de comportamiento, una nueva ayuda para la crítica actual de lo que mueve el mundo. La crítica de Keller a su época, sobre todo religiosa, social y política no debe de pasar inadvertida. Cada uno que forme su carácter como buenamente pueda, y que lo conserve con tranquilidad, pero también que aprenda a discernir lo que le rodea, y que lo sepa valorar y criticar. Vapulear y dominar, si hace falta.

J. G. Ballard En Imágenes (CCCB)

Monday, August 4th, 2008

J. G. Ballard por Fementido

Campos de Shanghai, Ballard, by Fementido

new worlds of Ballard by Fementido

They Car By Night by Fementido

Atrocity Exbihition, primera y prohibida edicion, by Fementido

Hospital Evangelico by Fementido

Compra, vende, paga, pierde by Fementido

Ballardian Land of Buy by Fementido

Ballardian library by Fementido

Low Flying Aircraft, Ballard, by Fementido

Der grüne Heinrich (I)

Thursday, July 24th, 2008

(para A.)

Gottfried Keller, nacido en año 1819, muerto en 1890. El autor de “Enrique el Verde”, “Der Grüne Heinrich”, nació en Zurich, Suiza, un gran 19 de Julio. Con 14 años lee el Quijote en francés.

El filósofo Friedrich Nietzsche catalogó a “Enrique el Verde”, junto con el “Wilhelm Meister” de Goethe y el “Veranillo de San Martín” (“Der Nachsommer”) de Adalbert Stifter (recientemente editado en edición de lujo por la editorial Pre-Textos, con el título “Verano Tardío” – 1857), como las tres grandes novelas de la literatura alemana, al menos, de corte realista. Las tres reunen digamos que casi tres mil páginas, cada una analizando y bosquejando comportamientos, hechos, experiencias, sueños y proyectos en la vida de cada protagonista. Si bien la novela de Goethe fue la que más influencia tuvo en el resto de autores (como casi siempre ocurre en el caso de Goethe), es, digamos, la más difícil de digerir, por cierto tipo de espiritualismo más que nada. La novela de Stifter, la segunda que leí, se dejaba llevar más por un descriptivismo realista, pero a la vez con un poso de lo más válido y reconstituyente en el sentido ético.

La novela de Keller, a medio camino de leer en estos momentos, con la que recupero aquellas lecturas tan sosegantes y llenas de contenido, no se queda atrás en interés, y con su lectura acompañamos a Enrique en sus quehaceres materiales y morales en la vida. De las tres, es más que demostrable que es la más crítica con el mundo que nos rodea, y por ello, el protagonista principal sufre de una manera más cercana al lector, al lector del siglo XXI. Así como Goethe y Stifter quizás se empantanen en conceptos que, siendo ciertos o bellos, no dejan de ser casi arcaicos en estos días (o al menos la manera de relatarlos o de hacerlos llegar al lector), Keller adopta y persigue un camino más llano, más cercano, aunque con las manías propias de la época.

Tengamos presente que la novela en su primera edición pertenece al año 1850, bebiendo del propio Goethe (“Wilhelm Meister” – 1795 –1796 -), de Moritz (“Anton Reiser” – 1785- 1790), de Novalis (y de su espectacular “Heinrich von Ofterdingen” – 1802 ), de Schlegel (“Lucinde” – 1799 ), de Tieck (“Franz Sternbald” – 1798 ), de Eichendorff (y de su maravilloso relato largo “De la vida de un tunante” – 1826). Impresionante colectivo, sólo apto para bibliotecarios de barrio obrero, aspirantes a seminaristas, parados de larga duración, profesionales en la preparación de futuras oposiciones, algunos pocos guardias de seguridad, y en general, para los pocos soñadores que queden hoy en día.

Keller publica en 1850 la primera versión como digo, y en carta al editor, 3 de Mayo, expresa lo siguiente:

“El mensaje de mi libro es que aquel que no consiga mantener en equilibrio el entorno de su propia persona y su familia, tampoco será capaz de llegar a tener una posición digna y de provecho en la vida social. En muchos casos, es posible que la culpa se encuentre en la sociedad, con lo que entonces la trama sería naturalmente la de un libro de moda de carácter socialista. Pero, en este caso, se encuentra en su mayor parte en el carácter y en las cualidades especiales del protagonista, lo que condiciona por tanto una interpretación de la novela de carácter ético”.

En esta pequeña carta se resume bien el conflicto de individuo-sociedad, de socialismo-carácter. Lo que nos interesa hoy en día, claro está, es el individuo y su carácter, y cómo éste le influye en su vida cotidiana. Las ideologías quedan en un plano que realmente ya es invisible, en una cuarta dimensión moral.

Prácticamente 30 años más tarde, en 1876 empieza a reescribir la novela, y entre 1879 y 1880 se publica la segunda versión.

Se podría decir que, aparte de otros trabajos, mayores o menores, para Keller su Enrique fue como el hijo espiritual de su vida, con el que vivió tantos años.

Keller, Gottfried

Añado a continuación una serie de parrafitos escogidos. Atención especial al último, pues siguiendo el sentido borgiano del asunto, Keller también se convierte en un perfecto predecesor de Kafka. Y no digamos que todas estas frases, escritas en algún lugar del tiempo entre 1850 y 1880, se aplican al año 2008 con una facilidad, contundencia y poder indescriptibles. No es que nadie vaya a descubrir la panacea con la lectura de esta gran novela, no hay una solución concreta y detallada, pero quizás esta se pueda encontrar por suerte, por casualidad, entre alguna de las frases, como bien lo indica Keller a continuación.

“Si hoy se les preguntara de dónde sacaron el tiempo para todo esto sin abandonar su casa y su trabajo, habría que responder que, en primer lugar, eran aún hombres sanos e ingenuos y no soñadores que han de dilapidar un tesoro de tiempo para cada acción y cada trabajo extraordinario, deshilachándolo y machacándolo todo antes de que pueda ser disfrutado, y, en segundo lugar, que las horas cotidianas de siete a diez de la noche, utilizadas con equilibrio, constituyen una cantidad de tiempo mucho más considerable de lo que cree el ciudadano de hoy, que las malgasta sentado tras un vaso de vino rodeado del humo del tabaco”.

“Lo que, en parte, había acontecido hacía siglos bajo lejanas palmeras orientales, y, en parte, había sido soñado y escrito por sagrados soñadores, en definitiva, un libro de leyendas, se trababa allí palabra por palabra como si fuera el requisito más excelso y serio de la vida, como la primera condición para ser un ciudadano, y la fe en él se regulaba con absoluta precisión. Los productos más maravillosos de la fantasía humana, ya alegres y encantadores, ya oscuros, ardientes y sangrientos, aunque siempre velados por igual por el aroma de la lejanía, debían ser contemplados como el fundamento más real y más firme de toda nuestra existencia, y, decididamente, se nos aclaraban y explicaban entonces por última vez y sin ningún tipo de broma, con el fin de poder disfrutar correctamente, en el sentido de aquellas fantasías, de un poco de vino y un poco de pan; y si esto no ocurría, si no nos sometíamos con o sin convencimiento a aquella extraña y maravillosa disciplina, entonces éramos inservibles para el Estado y tampoco podíamos tomar esposa”.

“Tan sólo cuando una cuestión le tocaba el bolsillo, solía demorar el debate con discusiones y reflexiones precisas; pues, incluso el liberalismo era para él un negocio y opinaba que con los ahorros que se podían hacer en los costes de seis empresas se podía crear por añadidura una séptima. Pretendía que el asunto de la libertad y la ilustración se llevara como si se tratara de un listo fabricante que no pretende edificar con enormes costes un edificio suntuoso y colosal en el que ocupar a los trabajadores en caso de necesidad, sino que prefiere alinear sencillos edificios humeantes, taller junto a taller, cobertizo junto a cobertizo, tal y como lo permiten la necesidad y las ganancias, ya de forma provisional, ya sólida, poco a poco, pero cada vez más deprisa, de manera que eche humo y vapores, se oiga golpear y martilletear en todas las esquinas, a la vez que cada empleado de ese alegre laberinto conoce perfectamente su sitio y su función”.

“Puesto que eres un jovencito reflexivo, te conviene también echar un vistazo a la vida de la gente, pues considero que el conocimiento de muchos casos y contextos le es más útil a los jóvenes que todas las teorías morales, ya que éstas son propias de hombres de experiencia, en cierto modo como un resarcimiento de lo que ya no se puede cambiar”.

“¡Pero por todos los diablos! – dije yo – ¿Es que acaso nuestros señores regentes han sido en alguna ocasión otra cosa que una parte del pueblo? ¿Es que no vivimos en una república?
Ciertamente, querido hijo – replicó el maestro de escuela -; sólo que sigue siendo un hecho curioso que, en especial en los últimos tiempos, una parte así del pueblo, un cuerpo representativo gracias al sencillo proceso de las elecciones, se convierta en algo curiosamente diferente, por un lado todavía pueblo, y por otro algo completamente opuesto a él, casi enemigo. Es como con una materia química que con la simple introducción de un bastoncito, incluso con el mero hecho de existir, transforma su composición de manera misteriosa. A veces, casi parece como si los antiguos gobiernos patricios pudieran mostrar y mantener mejor el carácter básico de su pueblo. ¡Pero no te dejes seducir para no tener a nuestra democracia representativa por la mejor Constitución!”.

“-¡Que no pueda o que crea no poder hacerlo es precisamente con toda probabilidad el secreto de sus condiciones de vida! La libre adquisición es una cosa para la que a alguna gente se le desarrolla el sentido muy tarde, a algunos casi nunca. Para muchos es un sencillo capricho, cuyo entendimiento les ha llegado en un santiamén, por casualidad y por suerte; para muchos es un arte que se conquista lentamente. Quien en su juventud, con la práctica, y con el modelo de su entorno, transmitido, por así decirlo, desde su casa natal, o de lo contrario, en el momento adecuado, alcance el punto justo en el que se encuentra este capricho, tiene que ser a veces hasta los cuarenta o los cincuenta años un individuo errante y mendicante, que a menudo muere como un vagabundo de verdad”.

“- ¿No oye usted cantar a ese maldito gallo? – exclamó – Es tan sólo un medio de los miles que emplean para martirizarme; usted sabe que el canto del gallo estremece todo mi sistema nervioso y me incapacita para cualquier reflexión, ¡por ello tienen gallos por todas partes a mi alrededor y los dejan cantar en cuanto obtienen de mí los despachos requeridos, para que el engranaje de mi espíritu se quede inmóvil para el resto del día! ¿Acaso no cree usted que esta casa está toda atravesada por tubos ocultos de tal forma que se oye cada palabra que decimos y se ve todo lo que hacemos?”.

(continuará)

Matadero 5

Tuesday, June 24th, 2008

Dejaba en mi anterior entrada un breve comentario sobre esta novela de Kurt Vonnegut.

La lectura se hace muy agradable. El sentido del humor, a pesar de ser muy americano, toma la fuerza justa como para que el lector europeo alcance un decente equilibrio.

Los viajes en el tiempo que realiza el personaje Billy no son sino una argucia literaria para escribir un poco de aquí y un poco de allá, mezclando tramas, consiguiendo el efecto deseado de no cargar demasiado la novela con el horror de la guerra.

El bosquejo del planeta Trafalmadore (¿algo tendrá que ver este nombre con Trafalgar?) es muy sencillo, demasiado. Ideas claras, poco desarrolladas. El autor deja de lado rumbos filosóficos, y trata de llegar al lector con pequeñas frases y sugerencias.

Leída hoy en día la misma novela parece una broma, sobre todo porque el autor es americano, pero no hay que olvidar que él mismo deja bastante patente lo vergonzoso que puede llegar a ser tener un pasaporte de esta nacionalidad.

Transcribo un pequeño párrafo de la novela, que a su vez, está sacado por el narrador de un libro imaginario escrito por un americano que apoyaba la maquinaria nazi. Su nombre: Howard Campbell Jr. personaje de ficción creado por el mismo Vonnegut en su novela “Mother Night” anterior a esta que trato. Así dice:

“El americano, como todo ser humano, cree muchas cosas que obviamente son falsas. De ellas, la más destructiva es su convencimiento de que cualquier americano puede hacer dinero con facilidad. Ignoran lo difícil que es hacerse rico, y, por lo tanto, aquellos que no lo consiguen no cesan de culparse. Y este sentimiento de culpabilidad ha sido de gran utilidad para los ricos y poderosos, que lo han considerado como una gran excusa para no tener que ayudar en absoluto a los pobres, llegando su desinterés a extremos que quizá no habían sido superados desde los tiempos de Napoleón. América es una nación de novedades. La más sorprendente de todas, que además no tiene precedentes, es su gran masa de pobres indignos, que no se aman los unos a los otros porque tampoco se aman a sí mismos”.

Dejo aquí un link que lleva directamente a las autoridades bibliotecarias americanas; lista de los 100 libros más perseguidos en las búsquedas de la población para ser consumidos. A destacar el quinto puesto de Mark Twain. Parece que no se compran las copias necesarias.

Vonnegut y “Matadero 5” figuran en el puesto 69.

Lean y disfruten.

Nosotros, ellos y Sade, ¡por fin!

Wednesday, June 18th, 2008

Buenas noches, para no variar,

El filo de la medianoche y el de la hacha cotidiana han sido superados.

“Destinos Truncados” de los hermanos Strugatski ha sido una grata sorpresa. El tipo que me vendió el tomito, con pinta más canallesca que libresca, tuvo la certeza de saber que cuando nombré a Stanislaw Lem, automáticamente me debía de interesar la lectura de estos dos hermanos rusos. No se equivocó. Gracias pues a los señores de Gigamesh.

La novela, doble, por contener en ella dos tramas perfectamente entrelazadas, dependientes y a la vez susceptibles de ser leídas por separado sin mayores problemas, describe la vida de dos escritores rusos, al servicio de su país, del Presidente, del soviet y de todo lo que se quiera añadir. Las intrigas en la vida de uno de ellos, la vida real del escritor Félix Sorokin, comparadas con las de su alter ego, un tal Viktor Bánev, ambos personajes de ficción, por supuesto.

El libro contiene multitud de reflexiones que deberían ser copiadas y pegadas en unos cuantos manuales de filosofía, y tras esto, siguiendo con el humor de los Strugatsky, indicar que se quemen una vez manufacturados y leídos. No hay nada que se deje al libre albedrío en todo el compendio de ideas y conceptos referidos en el libro. El sistema burocrático, de favores y desfavores, de chismorreos y mentiras, de halagos y puñaladas por la espalda deja en un muy mal lugar a la estructura del soviet.

Una máquina, un super ordenador, es capaz de calibrar el valor artístico de cualquier escrito. Un cabecilla de la policía secreta basa su idea de exterminar a toda la humanidad en base al criterio de “imperceptibilidad”: todo aquel que no llame la atención debe ser eliminado. El mismo Bánev sin embargo está dispuesto a dejar en manos del Estado más conservador posible las riendas del país, con tal de que siga habiendo botellas que beber, y pulpos marinados que comer. Quedan unos pocos, sobre todo una serie de niños prodigio, que no las tienen todas consigo.

Los Strugatsky se valieron de muchas simbologías para construir este particular mundo, muchas de ellas cercanas a la tradición rusa, difíciles de digerir para el lector mediterráneo, y por ello, éste debe de sacar sus propias conclusiones. Situar la fecha de producción es también complicado. Una de las tramas fue escrita en 1967, la que corresponde a Bánev, al ejército de leprosos. Publicada al parecer en inglés en 1972; y en 1987 en la propia Unión Soviética, con la llegada de la perestroika, añadiéndose la trama de Sorokin, escrita en fecha indeterminada con la información disponible.

¿Y qué sacamos con esta revisitación al soviet?

Vayamos a sus orígenes. Al año 1920. Evgueni Ivanovich Zamiatin escribió “Nosotros”. Obra editada este mismo año por Akal. Libro imprescindible en toda biblioteca dedicada a la ciencia ficción. Verdadera antesala del “1984” de Orwell, quien reconoció haber leído “Nosotros”, para luego “El” llevarse la gloria póstuma de la distopía más desasosegante que existe. ¡Cuidado! que todavía no he hincado el diente a Zamiatin. Por aquí tengo el librito, editado por cierto con mucho esmero.

“Provocación” es un pequeño dulce que se lee rápidamente. Dos ocurrencias del maestro Lem acerca del holocausto nazi y de la cotidianeidad. Ambos temas con muchos puntos en común, mas de los que parecen. Lem nos avisa que con la desacralización de la figura de la muerte nos podemos preparar a ver cualquier cosa en este mundo; el hedonismo que nos rodea a todos junta por fin las ansias de sangre, tortura y vicio del Marqués de Sade con la modernidad más absoluta, antes sólo disponible en pequeñas colinas con vistas a los campos de concentración nazi. Todo va encajando al parecer, pero como dice Lem, Sade era al fin y al cabo de sangre noble. ¿Y nosotros? Nosotros, 25 años después, ya que Lem como siempre lo vio todo antes que nadie, allá por 1981. ¡Madre mía!

Me falta por leer la segunda parte de “Provocación”, el minuto humano.

Y “Matadero 5” de Kurt Vonnegut, autor americano, que casi lo debería dejar fuera de esta entrada. Pero no, su historia se basa en la ciudad de Dresde, “cuyo suelo debía de contener toneladas de harina de huesos humanos”. Así comienza practicamente la novela.

Más allá de ironías, y de juegos de palabras, aquí que cada uno lea y disfrute, pero dentro de su propia cabecita ¡eh! No vayamos a perder el tiempo entre nosotros, pudiendo acudir a ellos. Sí, sí, a ellos.

Sant Jordi

Wednesday, April 23rd, 2008

Día del Libro

Un poco más de medianoche, justo entrado en este día, horario catalán para más señas, “ayer” empecé a leer a uno de mis autores más queridos, sino el que más, por recuerdos y diversas analogías.

Photobucket

Felices sueños, señores

A View From A Hill

Friday, February 1st, 2008

En homenaje a M.R. James (1862-1936), maestro del relato de fantasmas, escribo.
Este hombre, viejo profesor de universidad, inglés hasta la médula, tenía por fuerza que tener un gran gusto por el detalle y el análisis.

La fotografía nos muestra un detalle desde la estación de Bentencho, en Osaka. El panorama desde la colina está inversamente planteado. Es desde abajo desde donde veo las criaturas a lo lejos, en mi posición resguardada por el acero y el PVC que me rodea.

Bentencho, Osaka

Mejor sería quizás titular esta entrada algo así como “A View From A Cave”.

Poco iba a cambiar. Esas criaturas desde arriba, o desde abajo, siguen siendo lo mismo a través de la lente del prismático; fantasmas.

Edgar Allan Poe

Saturday, January 19th, 2008

Hoy, 19 de Enero de 2008 se cumple el 199 aniversario del nacimiento del maestro de Boston. Un poco lejanos para mí quedan los tiempos de largos y bien rociados homenajes nocturnos a este escritor. Pero la fecha sigue siendo la fecha. Y en realidad ya podemos empezar a disfrutar desde hoy del gran bicentenario del siglo XXI. Sin prisa, pero sin pausa. Este año, y el que viene, leer un poco más a Edgar es algo cercano a la obligación espiritual. Y cuanto antes se empiece mejor.

¡Viva Poe!

¡Viva Poe! ¡Viva Poe! ¡Viva Poe! ¡Viva Poe!