japan week END

April 1st, 2008

29 y 30 de Marzo de 2008

Sala Barcelona 92 del Palau Sant Jordi.Barcelona.

Un grupo de editores, al menos dos serios sí que se apuntaron, … añadiendo ases del videojuego, del regalo resultón, de estetas del nuevo siglo, de ladrones de ahorros adolescentes, de payasos con demasiado tiempo libre. Se concentró un poco de todo en el Japan Week End, un experimento organizado en busca de “un encuentro con las fusiones de Japón entre tradición y tecnología”.

Japan Week end

Realmente la definición del evento que nos dan los organizadores no deja de ser la más pura verdad. De hecho, el exceso de fusión es lo que hizo que aquello pareciese un salón de actos de cualquier colegio de los primeros años 80, cuando los niños pedían prestados a sus padres ropitas de “movida” para ir disfrazados a la escuela, alucinados todavía con la Nintendo que guardaban en la mochila a buen recaudo.

Desde Japón nos llega una verdadera fusión de culturas, de tradiciones y de tecnologías que realmente es una macedonia de la que es difícil distinguir y destacar sabores concretos.

Lo importante es disfrazarse, agarrarse a la consola, hacer que se baila entre amigos, y enaltecer y poner mayores bases a la personalidad de cada uno.

Aparte de que los mangas, fotos varias, pins, muñecos, juegos, cartas, camisetas y demás vestuarios, revistas, películas, … no eran nada baratos, el precio que pagan los adolescentes que pululaban por allí (con pocas excepciones de gente más “adulta” como servidor que acudió allí en busca de no se muy bien qué) en concepto de futuras confusiones, decepciones y desavenencias con sus actuales ídolos está todavía por saberse.

Está claro que los chavales de hoy en día se pueden permitir una serie de presupuestos y consumos que, dejando de lado su procedencia (alguien en el Palau Sant Jordi se habrá hecho la pregunta: ¿de dónde se sacan los adolescentes japoneses el dinero para financiarse sus figuritas, ropas, videojuegos?), parecen ser suficientes para mantener bien a flote y viento en popa esta ecléctica industria.

Industria que ahora funciona muy bien a base de publicar en masa todo lo que sea traducible, en forma de letras o de identificaciones culturales que por algún milagro coincidan.

Me explico. Los japoneses, ya de por sí muy cautos con las traducciones, siempre estarán dispuestos a exportar la cultura que realmente menos les comprometa (por suficiente bestia que les parezca a algunos lo que ven en algunas películas o videojuegos) y a seguir haciéndose ricos con creaciones artísticas, que aunque siendo de alta calidad, puedo asegurarle desde aquí, querido lector, son totalmente residuales para cualquier japonés del montón que intenta ganarse la vida. Vamos, que realmente todo esto no interesa a nadie allí. Con “todo esto” me refiero a todo: los disfraces, los videojuegos, los mangas, las películas, los pins, los mongolizantes bailes esos … Porque ellos consumen su propia ración de cultura Occidental. Lo mezclan todo, hacen la primera versión de la macedonia.

Aquí nadie realmente lee un manga (¡ojo! traducido al castellano o al catalán de por aquí) que no haya sido pasado por el tamiz Occidental. Incluso el mismo Otomo reconoce muchísimas referencias de cultura americana en su “Akira”.

Realmente pues cuidado con lo que se ve y se compra por ahí. Lo que nos venden los japoneses ya viene de por sí desnaturalizado, y pasado por el nuevo tamiz de los editores y mayormente de los distribuidores y redes de asquerosos libreros/tenderos roba-ahorros, nos queda poco más que nada.

Nos queda un bajo porcentaje. No quiero ser demasiado pesimista. Quizás sea un 10%.
Por ejemplo, las ediciones de los manga de Taniguchi, en este mismo sitio comentadas, o las de Hideshi Hino.

¿Qué decir del cine japonés? La respetable publicación Cine-Asia nos indica echando un vistazo a sus revistas que de todo lo que escriben para rellenarlas, realmente poco se puede salvar. ¿Y de lo escrito, realmente bueno y realmente lanzado al mercado dvd con precios razonables?
¿2%?

Y los ropajes, las fotos, los conciertos de música, las cartas, etc… No sigo.

Buenos tiempos para ser editor, malos para ser adolescente.

1 Giga

March 23rd, 2008

Malas noticias para los admiradores de esa compañía llamada Apple, buenas noticias para los usuarios de Macintosh. Esta relación de maldad/bondad es la que habitualmente se establece entre estos dos tipos de gentes. Que esta compañía tenga cada vez más beneficios es uno de esos índices económicos que nos muestran lo mal que va el mundo, por lo menos a niveles de moral globalizadora.

Por fín he dado con un reproductor MP3 que funciona en un Macintosh y no es uno de esos terribles artefactos llamados iPod, que son caros, feos y que representan la viva imagen de la panzuda felicidad con la que se creen que viven muchos.

No me gusta nada hacer publicidad, dar nombres y consejos. Se supone que el iPod lo conocen todos, mal que me pese, pero esta vez añado otro nombre: Zipy Coyote 1Giga.

1 Giga. Tengo por el disco duro una canción que me ocupa nada menos que 131.2 MB, es decir, que se llevaría más del 10% de la memoria. El tema, el eterno “Ion” de Klaus Schulze dura 57 minutos, y suena mucho mejor con la compresión que tiene (320 kbps), pero no me lo puedo permitir en mi Coyote. Por lo demás por ahí entran unos cuantos temas que se acercan a los 50MB, del mismo autor, u otros.

Explico esto para hacer notar que realmente un Giga da para bastante si uno escoge cuidadosamente sus canciones para guardarlas por una temporada en el reproductor. Me pregunto que si la canción del pop-rockeo convencional anda por los 4MB (menos para los punkarras, que verguenza les debería dar si se compran algo de esto) para qué diablos se lanzan a la venta aparatos con 4Gb, 8Gb, y no hablemos ya del éxtasis colectivo que le produce a algunos confirmar que tienen más memoria en su bolsillo que en su cabeza, con cifras que dan vértigo (¡160 gigas de música!).

Batería de 12 horas siendo optimista, estaría bien para un viaje aburrido de 12 horas en un avión, para encontrar por fin la gran canción que nunca hemos escuchado pero que estaba por ahí almacenada y que nos quita unos minutos de aburrimiento. No se crean, ya tengo cierta experiencia con estos vuelos, y créanme ahora, hoy en día las pantallas de los asientos de clase turista ya tienen de por sí suficientes botoncitos, películas y música para entretener el tiempo que haga falta entre cena y desayuno, o desayuno y cena, aparte paseos varios de azafatas.

¡Ah, claro! que al populacho también le gusta llevar un montón de fotos, de vídeos y demás cosillas consigo, como si fueran a enseñárselas todas a la gran comunidad de amigos del iPod que arrastra sus pies y sus cabecillas por las calles.

Así pues, cuando iba a comprar el mencionado aparatito, el chico que me atendió me apuntó que no me iba a funcionar en mi Mac porque el tenía Mac también, y no le iba. Entonces fue cuando decidí comprarlo, que a fin de cuentas, me ofrecían la posibilidad de devolverme el dinero, “sólo son 30 euros” me dijo el muy sinverguenza. Era uno de estos sectarios de Apple, seguro que con carnet y todo, de los que piensan que es más importante gastarse el dinero en imagen que en sonido.

Y da la casualidad que funciona. Tiene radio, podría meter fotos y vídeos si quisiera, y hasta puedo grabar mi propia voz o hacer entrevistas a los usuarios de iPod por la calle, para que me digan si ellos pueden o no.

El único “problema” es que sólo acepta archivos de MP3 (o MP4 si alguien entiende lo que significa esto), pero no acepta los archivos de “m4a”, los extraños informáticos/musicales que crean estos Macintosh cada vez que se importa un cd de música.

Solución: bajarse el programa totalmente gratuito llamado “Switch”, que alterará el formato de “m4a” a “mp3” con un poco de paciencia, eso sí, si tratamos temas de más de los 4Mb estándares.

Y ya está. 1 Giga de música escogida con un poco de cuidado, que nos da más que suficiente autonomía para cualquier viaje que no dure más de lo necesario.

Tago Mago – Diez Años

February 21st, 2008

Hace ya casi diez años estaba yo sentado en un sofá cierto día de prímavera. Solo, en una casa de las llamadas “semi-detached”, con una cocina enfrente mío entre otras cosas, siendo una de ellas una consola de videojuegos cargada con un cd llamado “Tago Mago”. Lo compré en la ciudad de Reading, en la HMV creo, y supongo que me costó una pasta en libras.
Era mi primera experiencia con el sonido de Can, ese grupo alemán del que tanto se habla a veces en estos días de todo tipo de inútiles revivals pasajeros.

CAN TAGO MAGO

Se fue haciendo de noche según pasaban de largo los temas y aquella música, aunque de lo más intrigante, me ponía un poco nervioso. ¿Qué iría a pensar el posible inquilino en su vuelta al home sweet home? Algo, o bastante, tuvo aquello de experiencia religiosa. Ni siquiera las contínuas críticas y quejas de mi compañero de habitación cada vez que me veía con el cd naranja y amarillo a cuestas me incitaron a dejar de escuchar esta música.

Esta noche, nueve años, diez meses y un par de semanas después, a riesgo de equivocarme un poco, escucho de nuevo, por enésima vez Tago Mago. Creo que la decoración ha cambiado bastante; no solo lo creo, lo veo. Ya es noche cerrada, y me sigo acompañando a mí mismo. Por aquí donde estoy ahora.

A View From A Hill

February 1st, 2008

En homenaje a M.R. James (1862-1936), maestro del relato de fantasmas, escribo.
Este hombre, viejo profesor de universidad, inglés hasta la médula, tenía por fuerza que tener un gran gusto por el detalle y el análisis.

La fotografía nos muestra un detalle desde la estación de Bentencho, en Osaka. El panorama desde la colina está inversamente planteado. Es desde abajo desde donde veo las criaturas a lo lejos, en mi posición resguardada por el acero y el PVC que me rodea.

Bentencho, Osaka

Mejor sería quizás titular esta entrada algo así como “A View From A Cave”.

Poco iba a cambiar. Esas criaturas desde arriba, o desde abajo, siguen siendo lo mismo a través de la lente del prismático; fantasmas.

Edgar Allan Poe

January 19th, 2008

Hoy, 19 de Enero de 2008 se cumple el 199 aniversario del nacimiento del maestro de Boston. Un poco lejanos para mí quedan los tiempos de largos y bien rociados homenajes nocturnos a este escritor. Pero la fecha sigue siendo la fecha. Y en realidad ya podemos empezar a disfrutar desde hoy del gran bicentenario del siglo XXI. Sin prisa, pero sin pausa. Este año, y el que viene, leer un poco más a Edgar es algo cercano a la obligación espiritual. Y cuanto antes se empiece mejor.

¡Viva Poe!

¡Viva Poe! ¡Viva Poe! ¡Viva Poe! ¡Viva Poe!

El Aviador DRO

January 18th, 2008

1978-1979
2008-2009

30 años para un grupo que sigue en activo, aportando frescura, inteligencia y lucidez.

Aviador!

Yo personalmente me quedo con las melodías de “Mi Mejor Retransmisión”.

Siempre Aviador

El Caminante

January 16th, 2008

“El Caminante” es el título de una película de Paul Naschy. Una barrabasada con estilo setentero que, por supuesto, no deja de tener hoy en día un encanto particular. Cruce entre celestinas y psychokillers aficionados al Camino de Santiago. Del todo recomendable.

Pero hoy no me refiero a este caminante sino al “El Caminante” de Jiro Taniguchi.

Terminado ya “Akira”, con un muy buen sabor de boca final, gracias al genio de Otomo en su último volumen, parecía que por lo dicho en la entrada anterior me iba a alejar del manga. Pues no es el caso. Uno nunca se puede fiar de uno mismo. Jack London, sí.

Todavía no he empezado con ello, pero tan solo con ver la portada de este manga en la biblioteca me han entrado unas ganas irresistibles de leerlo. Y por supuesto, por las grandes referencias que tenía de Taniguchi debidas a Bernar e Imanol.

Así pues, de momento, ¡manga sí!

El Caminante by Taniguchi Jiro

Akira

January 14th, 2008

Este es el viejo manga de Katsuhiro Otomo. De 1982 el comienzo. De 1992 el final. De 1988 el anime. Hoy creo que terminaré con el quinto tomo, y ya sólo me quedará el sexto, aparte de un libro añadido hace menos años, para los completistas. No vale la pena que escriba aquí sobre Akira. Decir que es mi más serio entrometimiento en el mundo del manga japonés. Y seguramente acabará siendo el último.

Se dice que en Japón hay un manga casi para cada tipo de persona, o de personalidad. Yo, en los años que vivi en Osaka, no llegué a darme de bruces con el mío. Y hubiera sido esto precisamente, un choque muy casual y esperanzador, pues sinceramente nunca llegué a proponerme en provocar con demasiado interés este encuentro. Lo que hubo en general fue un desencuentro, sobre todo con el idioma, que no me permitía una primera y justa cata de los pequeños libritos editados por millones.

Siendo Akira una obra básicamente de y para adolescentes, … ¡ay! que ya veo a más de uno retorcerse ante este comentario…

Como ya he dicho, cada japonés al final termina por encontrar su tipo de manga, o se lo adjudican a él simplemente por su posición social, laboral, familiar, etc… Es decir, lo normal es que un salariman lea mangas creados para ser leídos por salariman; un universitario, una colegiala, y así… con casos bien concretos con los que su lectura se convierte en algo generalizado, y por ello, en éxito de ventas, por las causas que sean. Y son estos los mangas que nos llegan a Occidente. Como Akira, o como Death Note, One Piece, Dragonball, Monster, etc…

En resumen, antes de poder decidir nada, alguien ya ha elegido por nosotros los mangas a leer en este lado del mundo. A no ser que la fiebre por lo japonés siga siendo tan fuerte que prácticamente todo manga sea consumible por el público occidental, detalle que sería por un lado un buen indicador de que en todo el proceso alguien, unos pocos, se está haciendo de oro, y por otro, de que alguien, unos muchos, no se está enterando de nada.

<em/>Vol. 5 Akira by Otomo K.” /></p>
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Esto es el principio, muchachos

January 10th, 2008

Ravin-de-car o Reivindicar